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LAS CERVEZAS TRAPENSES
Desde el siglo XI los monasterios elaboraron cerveza para su subsistencia. Se vendía y comercializaba en el entorno para adquirir otras vituallas útiles a sus comunidades monásticas. En los períodos de abstinencia, o de trabajo duro en el campo, o en la cervecería, para el monje amante de la cerveza, era gratificante beber un trago de su cerveza favorita.
En los monasterios de Austria y Alemania se producía cerveza de estilos propios de la zona donde estos estaban ubicados. Pero en los de Bélgica y Holanda se desarrolló un estilo que era relativamente común entre ellos. Las trapenses.
Los monjes trapenses, con su rigor y saber hacer, han contribuido en mayor medida al desarrollo de las tradiciones cerveceras. Los monjes hicieron muchas pruebas y algunos, incluso, ofrecieron el perdón a los fieles, a cambio de recetas de cerveza. En la actualidad estos monasterios trapenses producen cerveza.
Todas son ales (cervezas de alta fermentación), relativamente fuertes, envasadas con adición de levadura para producir una segunda fermentación en la botella. Algunas tienen el característico sabor dulce que proporciona el azúcar cande que se añade para favorecer esta fermentación. Son muy afrutadas y aromáticas.
Estas cervezas son, a menudo, clasificadas con los siguientes nombres: dubbel, tripel, quadrupel.
Los primeros que acuñaron estos términos, fueron los monjes del monasterio de Westmalle, ya que al elaborar una cerveza a la que añadieron el doble de malta que la consumida por ellos en las comidas (Westmalle extra) la denominaron Westmalle dubbel y, la elaborada con el añadido del triple de malta, la denominaron Westmalle tripel. Estos términos, no tienen nada que ver con el echo de si tiene segunda fermentación en botella o no ya que, comúnmente, lleva a confusión.
La rubia, que normalmente es menos alcohólica, a veces se reserva para los monjes de la abadía y sus invitados. Por lo general, oscilan entre el 3,5% (Orval verde) y el 7% de alcohol por volumen. Las versiones más suaves son a menudo elaboradas a partir de azúcares que quedan en los granos (el residuo de los granos triturados de malta de cebada. Azúcares que se extrajeron por inmersión) después de producir una cerveza fuerte. Esta es una manera de no desperdiciar nada. Era una práctica común en las cervecerías monásticas, ya que no estaba gravado el grano usado o rechazado. Si se utilizaba una segunda vez, el mismo grano usado previamente para hacer una cerveza más fuerte, no pagaban impuestos sobre la producción de esta segunda cerveza.
La doble o dubbel es tradicionalmente de sabor más malteado, de color marrón y caramelizada. Su graduación alcohólica oscila entre 6,5% y 8,5%, según unas marcas u otras.
Para triple o Tripel, volvemos a un color rubio dorado. Es afrutada y malteada, más redonda en la boca que la rubia. Los aromas primarios se encuentran a menudo asociados con la fruta amarilla muy madura o confitada: albaricoques, cerezas, litchis ciruelas, mango, piña, melocotones y nectarinas. Su graduación alcohólica es por lo general entre 7% y el 9,5%.
La cuádruple o Quadrupel siempre es una cerveza de color marrón bastante oscuro. Normalmente tiene un contenido de azúcar residual mayor que la doble. Sus notas de caramelo y fruta confitada más marcada, en ocasiones sabores que recuerdan a frutos rojos maduros, como el cerezo negro, la distinguen. Su nivel de alcohol será alrededor de 9% a 12%. Como esta cerveza tiene la mayor tasa de alcohol de la producción, era costumbre añadir las palabras “ABT”, que es el diminutivo de la palabra “abad”, el nombre que damos al padre superior en un monasterio, que también ocupa el rango más alto entre sus pares.
Una figura numérica que tradicionalmente se ha asociado con estas cuatro cervezas. Para la rubia, que era el 6, la doble el 8, triple el 10 y cuádruple el 12. Estas cifras son parecidas al porcentaje de alcohol de cada cerveza, pero, realmente, son unidades de un antiguo sistema belga de medida. Refleja la centésima parte de la densidad del mosto (la concentración de azúcar) antes de la fermentación.
Algunas fábricas siguen utilizando estas cifras para demostrar que están tratando de producir una cerveza lo más cercana posible a las tradiciones de la elaboración de cerveza los monjes trapenses.