Historia de Sierra Nevada Brewing Company
Historia de Sierra Nevada
La historia de Sierra Nevada está íntimamente unida a la figura de Ken Grossman, californiano de nacimiento, apasionado cervecero y fundador de la compañía en 1979 junto a su socio Paul Camusi, quien vendió su parte a Grossman en 1998.
Ya en 1970 Grossman comienza a hacer sus primeras incursiones en el mundo del homebrewing. Dos años más tarde se muda a Chico, una pequeña localidad cercana a Sacramento, en el norte del estado de California. Tras finalizar sus estudios de Física y Química en 1976, abre su propia tienda para suministrar materias primas e instrumentos a los homebrewers. Inspirado por Fritz Maytag y su cervecera Anchor de San Francisco, decidió emprender rumbo a su sueño en 1979 fundando su propia cervecera, a la que bautizó con el nombre de las cercanas montañas a las que solía ir de excursión, pertenecientes a la cadena montañosa del norte de California en límite con el estado de Nevada.
No le resultó nada fácil encontrar el instrumental requerido, ya que la mayoría de los equipos disponibles en el mercado no estaban concebidos para una microcervecera, un modelo empresarial nada habitual en aquella época. Por ese motivo se vio obligado a recurrir al reciclaje, adaptando los tanques de una lechería, y aprovechado equipos de segunda mano de algunas cerveceras cerradas.
En 1980 la cervecera entre en funcionamiento y lanza al mercado su primera cerveza, una Stout. Pero Grossman, quien siempre ha demostrado un ferviente amor por el lúpulo, quería ofrecer algo diferente al público, que fuera muy bebible, equilibrado y al mismo tiempo con el lúpulo muy presente. Así nació su cerveza más emblemática, la Sierra Nevada Pale Ale, para la cual tuvo que desechar 10 lotes de cerveza antes de encontrar el producto equilibrado que buscaba. Su éxito fue arrollador. Cuatro años después, la fábrica comenzaba a quedarse pequeña al verse incapaz de responder al crecimiento de la demanda, por lo que Grossman decidió ampliar la producción. Primero con una antigua sala de cocción que hizo traer desde Alemania. Más adelante con una fábrica más grande, inaugurada en 1989, que incluía un restaurante y tap-room. En 1997 la fábrica necesitó una segunda ampliación, para lo que se construyó una segunda sala de cocción que permitió un espectacular aumento de la producción.
Desde finales de los 90, las mejoras y los avances tecnológicos no han dejado de sucederse con el objetivo de incrementar el volumen y mantener el compromiso con el medio ambiente a través de una producción sostenible, instalando 10.000 paneles solares individuales, o cuatro pilas de combustible de hidrógeno, por ejemplo. De hecho fue nombrada como el “negocio verde” del año en 2010 por la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos.
En 2009, nace otra de sus cervezas más queridas, la Sierra Nevada Torpedo, una IPA aromática que pone de manifiesto de nuevo, el amor por el lúpulo que mantiene la fábrica californiana como seña de identidad. El éxito de esta cerveza fue prácticamente inmediato. Las claves para tan rápido triunfo, se debía a la aplicación de las técnicas de dry-hopping, que consistía en añadir lúpulo durante el periodo de maduración, lo que provocaba una mayor presencia e intensidad del lúpulo en el aroma, algo totalmente inusual en el sector de la cerveza estadounidense.
Actualmente Sierra Nevada mantiene una segunda fábrica de cerveza en Mills River, en el estado de Carolina del Norte, cerca de la cadena montañosa de los Apalaches, inaugurada en 2014. Su volumen de producción actual ronda el millón de barriles de cerveza al año y ocupa el tercer lugar en el ranking de las mayores cerveceras craft según la Brewers Association.
Si queréis saber más acerca de la historia de Sierra Nevada y su fundador Ken Grossman, os recomendamos el libro “Beyond the pale, the story of Sierra Nevada Brewing Co.”, donde se recoge toda la trayectoria de la compañía, incluyendo anécdotas y curiosidades.